Museo Lázaro Galdiano, Madrid, España

El Museo de Lázaro Galdiano es un museo situado en Madrid, España. Alberga la colección de arte de José Lázaro Galdiano.

El Museo Lázaro Galdiano, situado en Madrid (España), es un museo estatal de origen privado, que alberga una amplia y heterogénea colección, formada con interés enciclopédico hacia todas las artes y técnicas. Este excepcional conjunto, constituido por unas 12.600 piezas, fue reunido por el editor José Lázaro Galdiano, quien al morir en 1947 lo legó al Estado español junto con su residencia madrileña, la sede de su editorial La España Moderna y una biblioteca de 20.000 volúmenes.

El palaciego edificio fue construido en 1903 como la residencia de Lázaro Galdiano y su esposa y se encuentra dentro de los terrenos que también contienen la biblioteca que contiene la importante colección de Galdiano de incunables y manuscritos. La conversión a un museo ha respetado los interiores originales, que cuentan con elaborados techos pintados barrocos encargado por Galdiano, y el edificio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1962.

El museo contiene importantes colecciones de valiosas obras desde la época prehistórica hasta el siglo XIX, con especial atención a la obra ibérica. Las principales categorías incluyen joyería, pequeños bronces, plata eclesiástica y doméstica, cerámica, marfil tallado y numismática. Los objetos vienen no sólo de Iberia, sino también de los principales centros de arte medieval, incluyendo Limoges y Egipto. Mientras que el Renacimiento está especialmente bien representado, la colección presenta importantes objetos medievales tempranos, incluyendo el trabajo visigodo, y las obras elaboradas por la antigua cultura celta de Iberia.

En exhibición en el Museo Lázaro Galdiano se encuentra una gran parte de la colección privada de José Lázaro Galdiano legada al Estado español. La Fundación Lázaro Galdiano fue fundada por el gobierno en 1948. Además de administrar la dirección del museo, la Fundación gestiona una importante biblioteca, un archivo, una sala de estudio con grabados y dibujos y edita también la prestigiosa revista de artes «Goya».

La colección de arte incluye una excelente galería de imágenes, que es esencial para la historia del arte español y dentro del cual destaca la obra de Francisco de Goya. Importantes pinturas europeas también se incluyen y se complementan con esculturas y artes decorativas, que datan del siglo VI aC hasta la primera mitad del siglo XX.

La exposición conceptual en la planta baja ofrece la clave para comprender la colección, sus orígenes y su importancia en la historia del arte y, además, dar un paseo estético entre sus piezas más atractivas. El primer piso está dedicado al arte español, el segundo piso a las escuelas europeas. En el tercer piso, se ha creado una galería de estudio, que contiene la mayoría de las piezas de la colección, que consta de unos trece mil objetos.

Entre sus obras de arte más valiosas destaca el conjunto de pinturas, dibujos y grabados de Goya, con piezas mundialmente conocidas. También hay que citar ejemplos relevantes de El Bosco, Lucas Cranach el Viejo, El Greco, Murillo, Zurbarán y Luis Paret, así como una miniatura en pergamino de Giulio Clovio y dos estatuillas de Giambologna. Pero posiblemente la obra más singular del museo es la pintura sobre tabla El Salvador joven, del círculo de Leonardo da Vinci.

Posee además un pequeño conjunto de pintura británica, una escuela muy poco frecuente en España; de hecho el Lázaro Galdiano y el Prado eran (hasta la apertura del Museo Thyssen-Bornemisza) los dos únicos museos españoles con una colección significativa. Incluye ejemplos de Lely (el único del siglo XVII, los demás son del XVIII), Constable, Reynolds y Romney, a los que se suma un retrato del estadounidense Gilbert Stuart.

El museo fue reformado íntegramente entre los años 2001–2004, con el fin de hacer la visita más cómoda y centrada en las piezas de máxima calidad. Hay abiertas al público cuatro plantas, enteramente remozadas respetando los techos y carpinterías originales.

Especialmente valiosa es la colección de pintura, que incluye piezas relevantes de grandes maestros españoles y europeos entre los siglos XV y XIX. Un metódico estudio de la colección ha ido cribando las atribuciones más dudosas, lo que supuso descartar varias llamativas, como la de un Salvador joven que en vida de Lázaro Galdiano se asignaba a Leonardo da Vinci. Aunque no sea original suyo, es muy relevante y ahora algunos expertos lo atribuyen a un pintor próximo a él, como Boltraffio (atribución que figura en la cartela explicativa de la obra en el Museo) o Marco d’Oggiono, a quien se adjudicaba en la exposición Leonardo da Vinci: pintor en la corte de Milán para la que en otoño de 2011 fue prestada a la National Gallery de Londres.3 También se han barajado los nombres de Pseudo Boltraffio (pintor activo en Milán a principios del siglo XVI) y Ambrogio de Predis. Es la mejor obra leonardesca conservada en España y su alta calidad hace que sea muy demandada para exposiciones en otras instituciones, como la mencionada en la National Gallery o la que en tres sedes (Mantua, Padua y Verona), se celebró en Italia sobre Andrea Mantegna y su época (Mantua, Palacio del Té, noviembre de 2006 a enero de 2007).

Pinturas importantes de la escuela española del siglo XVI son un Retrato de doña Ana de Austria de Sánchez Coello, y dos obras de El Greco: una Adoración de los Reyes Magos de su etapa veneciana y un San Francisco en éxtasis de su primera etapa toledana. También puede verse un Noli me tangere pintado por su hijo Jorge Manuel Theotocópuli.

La pintura española del siglo XVII cuenta con más ejemplos: La condesa de Monterrey de Juan Carreño de Miranda, un magnífico San Diego de Alcalá de Zurbarán, Santa Rosa de Lima de Murillo, y ejemplos de Claudio Coello, Mateo Cerezo, Juan Martín Cabezalero, Alonso del Arco, José Antolínez, Francisco Rizi… De los siglos XVIII y XIX, destacan: la famosa Tienda del anticuario Geniani de Paret, y autores como Agustín Esteve, Zacarías González Velázquez, Alenza, Eugenio Lucas, Vicente López y Federico de Madrazo (Retrato de Gertrudis Gómez de Avellaneda).

Un Autorretrato de Pedro Berruguete sigue recibiendo opiniones divergentes de los críticos respecto a su autoría. Lo superan varias tablas góticas españolas que Lázaro reunió a bajo precio cuando eran despreciadas como «arte bárbaro». Fue una faceta coleccionista que le acarreó críticas, trocadas en elogios décadas después, cuando el arte medieval español fue cobrando estimación. Algún experto afirmó entonces que en esta parcela del arte, la Colección Lázaro Galdiano aventajaba al Prado. En la actualidad consta con obras de artistas tan renombrados como Miguel Ximénez, Diego de la Cruz, un tríptico firmado por Juan de Sevilla o la famosa Virgen de Mosén Esperandeu de Santa Fe de Blasco de Grañén o Maestro de Lanaja, único ejemplo del autor conservado en un museo madrileño.

El grupo de obras de Goya bastaría por sí solo para abrir un pequeño museo monográfico. Destacan: Las Brujas y El aquelarre de 1798, un Entierro de Cristo pintado para el oratorio privado de los Condes de Sobradiel en Zaragoza y una Magdalena penitente de su etapa juvenil. También posee el pequeño lienzo La trilla, modelo reducido para el famoso cartón de tapiz La era (Museo del Prado), así como varios grabados en ediciones muy raras, dibujos o cartas autógrafas.

De las escuelas extranjeras destaca la Flamenca y de los Países Bajos, con dos tablas de Adriaen Isenbrandt, una interesante Virgen con el niño de Ambrosius Benson y otra del Maestro del Follaje Dorado, así como una de las raras pinturas conservadas de Michel Sittow (La Virgen con el Niño y san Bernardo) y diversas obras atribuidas a Hans Memling y Quentin Massys. Un San Juan Bautista en meditación ha sido reconocido unánimemente como original seguro del Bosco y figuró como tal en la exposición antológica que el Prado dedicó al artista en 2016. Hay también varios retratos de Antonio Moro (El rey Juan III de Portugal), Joos Van Cleve y Bernard Van Orley, dos alas de tríptico atribuidas a Marten de Vos (retratos de Martín Rodríguez de Arbieto y su esposa Catalina como donantes), El archiduque Leopoldo Guillermo en su gabinete de pinturas de David Teniers el Joven y una gran Virgen con el Niño de Erasmus Quellinus II, entre otras muchas obras maestras. Un Retrato de Saskia atribuido a Rembrandt se descartó como copia, aunque el museo cuenta con dos efigies femeninas de la Holanda barroca pintadas por Nicolaes Maes y Ludolf de Jongh.

La pintura italiana incluye una Sagrada Familia de Giulio Clovio (miniatura realizada con destino al rey Carlos I de España), un monumental Bautismo de Cristo atribuido a Orazio Samacchini, una Estigmatización de San Francisco de Asís de Jacopo da Empoli, y el espléndido San Lorenzo de Bernardo Cavallino, obra maestra del autor napolitano (para la colección de pintura barroca italiana puede consultarse anexo:Pintura italiana del Barroco en las colecciones públicas madrileñas). Hay también maestros del siglo XVIII como Alessandro Magnasco, Gregorio de Ferrari, y Lorenzo Tiepolo, del cual hay una gran representación de retratos masculinos y femeninos.

Relativamente numerosa es la representación de la pintura británica, muy escasa en España, con obras de Lely, Reynolds, Constable, Romney, etc. Su presencia en la colección se debe al gusto personal de la esposa de Lázaro Galdiano, la argentina Paula Florido. La mayoría de estas obras se adquirieron en la primera década del siglo XX en la Galerie Sedelmeyer de París. Hay que citar también la tabla El Niño Jesús y san Juanito de Lucas Cranach el Viejo y un Calvario atribuido a su hijo, Lucas Cranach el Joven, así como un Retrato de Hombre de Ulrich Apt antiguamente atribuido a Hans von Kulmbach, una efigie de Carlos III pintada por Mengs y una escena alegórica atribuida al francés Charles-François de la Traverse, uno de los pocos ejemplos franceses que se conservan en el museo que no es anónimo.

Destaca también la rica colección de iluminaciones miniaturas pintadas, que rivaliza con la del Prado; entre ellas se incluye la ya citada de Clovio y de Giovanni Castello y Juan de Salazar. También hay que mencionar un retrato de George Washington, basado en un famoso retrato de Gilbert Stuart, y otra efigie del I duque de Fernán-Núñez pintada por Jean-Baptiste Isabey.

Por otro lado, es muy destacable tanto por número como por calidad, la amplísima colección de pintura española del siglo XIX. Entre las piezas reunidas destacan por su número las obras de Eugenio Lucas Velázquez, así como las del hijo de éste, Eugenio Lucas Villaamil, y las de Leonardo Alenza y Federico de Madrazo.

Escultura y artes decorativas:
El fondo de esculturas es más reducido, si bien cuenta con piezas singulares como un Cristo atado a la columna de mármol del italiano Michelangelo Naccherino, estatua de cuerpo entero a tamaño natural. Hay que citar un busto romano de Lucio Vero del siglo II, dos Santos evangelistas fundidos por Giambologna, la llamada Madonna Cernazai, de Niccolò di Giovanni Fiorentino, que perteneció al magnate William Randolph Hearst, y esculturas en terracota de Venancio Vallmitjana y del francés Carpeaux.

Los esmaltes constituyen uno de los grandes atractivos del museo. La colección cuenta con ejemplares muy valiosos y raros, desde algunos bizantinos alveolados sobre oro del siglo X, hasta grisallas de Limoges del XVI. Destacada es también la colección de marfiles, en la que descuellan varios cofres árabes y bizantinos, una Virgen borgoñona del siglo XII, otra gótica francesa del XIV, además de dípticos de la escuela de París y de altares medievales italianos.

Las joyas cuentan con una representación múltiple de obras helenísticas y romanas, árabes, góticas, renacentistas, barrocas y románticas. Muy importante por la diversidad de tipos es el conjunto de bronces de la Antigüedad, de la Edad Media y, en gran abundancia, italianos del Renacimiento. Igualmente son numerosas y selectas las muestras de orfebrería religiosa de todos los estilos. El fondo de medallas incluye ejemplos de Pisanello, Pompeo Leoni, Jacome da Trezzo y otros maestros del género. Se exhibe en la planta alta del museo, habilitada como almacén visitable.

Existen también valiosas piezas de cerámica, italianas y españolas de distintas épocas, así como ánforas griegas y porcelana oriental. Destacan también los tejidos antiguos, italianos y árabes, y la colección de armas con un riquísimo muestrario de espadas, presidido por el estoque que el Papa Inocencio VIII regaló a Íñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo Conde de Tendilla. También se exhiben abanicos y joyas que lució la esposa de Lázaro Galdiano. Todo ello forma uno de los más importantes despliegues de artes suntuarias que se pueden contemplar en España.

En la antigua sede de la editorial La España Moderna, anexa al museo, se custodian los archivos de José Lázaro Galdiano, con incunables y manuscritos de incalculable valor. Destaca el manuscrito original de Los verdaderos retratos… con efigies dibujadas por Francisco Pacheco.

El solar está dotado de exuberantes jardines, con árboles centenarios, que conforman un rincón inusual por su tranquilidad en un área tan transitada como el barrio de Salamanca.

El coleccionista
José Lázaro y Galdiano (Beire, Navarra 1862-Madrid 1947) fue editor, bibliófilo y coleccionista de arte. Había estudiado Derecho en Valladolid, Barcelona y Santiago de Compostela e iniciado una carrera en periodismo. Comenzó como crítico de arte y cronista del diario «La Vanguardia» de Barcelona. Cuando se trasladó a Madrid, a finales de 1888, fundó su propia editorial, llamada La España Moderna, y comenzó su colección de arte, que ya era importante a finales del siglo XIX.

En Roma, 1903, se casó con una señora argentina con el nombre de Paula Florido y Toledo (1856-1932). Al año siguiente, los recién casados ​​emprendieron el proyecto de construcción del palacio «Parque Florido», museo en el que Lázaro abrigaría su colección, cada vez más enriquecida por las continuas compras que Lázaro realizó con el apoyo financiero De su esposa.

El estallido de la guerra civil obligó a Lázaro a abandonar España. Se fue a París, donde residió y formó una nueva colección. En 1940 se trasladó a los Estados Unidos, continuando allí su compra de piezas de arte. En 1945 Lázaro regresó a Madrid y comenzó a instalar todas las piezas adquiridas en París y Nueva York en el palacio del Parque Florido, junto con sus antiguas posesiones. De este modo, había formado lo que es probablemente la mayor colección privada de arte de España.