El Proyecto TAMAR es una organización brasileña sin fines de lucro, propiedad del Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad. El objetivo principal del proyecto es proteger a las tortugas marinas Desde la extinción en la costa brasileña. La muy valiosa estación de Proyecto Tamar, diseñada para proteger las tortugas marinas en peligro de extinción, se encuentra en la playa de Praia do Forte junto a la iglesia y el faro.

Tamar es una suma de esfuerzos entre la Fundación Pro-Tamar y el Centro Tamar / ICMBio. Trabajar en investigación, protección y manejo de las cinco especies de tortugas marinas que se producen en Brasil, todas en peligro de extinción. Protege cerca de 1.100 kilómetros de playas y está presente en 25 lugares en áreas de alimentación, desove, crecimiento y descanso de tortugas marinas en las islas costeras y oceánicas de los estados de Bahía, Sergipe, Pernambuco, Río Grande do Norte, Ceará, Spirit Santo, Río De Janeiro, São Paulo y Santa Catarina. Internacionalmente reconocido como una de las experiencias más exitosas en conservación marina en el mundo, su trabajo ambiental, desarrollado con comunidades costeras, es un modelo para otros países. El Proyecto Tamar es patrocinado oficialmente por Petrobras, a través del Programa Petrobras Ambiental, con el apoyo del Bradesco, y en nueve estados brasileños donde opera recibe varios apoyos locales

Praia do Forte es una larga playa con un pequeño pueblo a 80 km de la ciudad de Salvador de Bahia, ubicada en el noreste de Brasil que da al Océano Atlántico. La playa es conocida por sus aguas claras, arena blanca, piscinas naturales, ríos y una reserva ecológica de flora y fauna nativa.

Eran los últimos años de la década del 70. Hasta entonces, no había registro de ningún trabajo de conservación marina en Brasil. Pero las tortugas ya integraban la lista de especies en peligro de extinción. Estaban desapareciendo rápidamente debido a la captura incidental en actividades de pesca, matanza de las hembras y recolección de los huevos en la playa.

En el sur de Brasil, un grupo de estudiantes cursaba los últimos años de la Facultad de Oceanografía de la Universidad Federal de Rio Grande y organizó expediciones a playas desiertas y distantes, preferentemente donde nadie había llegado antes. Lo importante era desbravar, descubrir, investigar, conocer el litoral de Brasil y las islas oceánicas. Al mismo tiempo, el grupo hacía una investigación dirigida, con el apoyo del Museo Oceanográfico de Río Grande.

En los días y noches en que se quedaron en el Atol das Rocas, al amanecer, encontraban rastros y mucha arena revuelta en la playa, pero no se daban cuenta de que el cambio en el escenario era producido por las tortugas que subían a la playa para desovar, durante la madrugada. En una de esas noches, los pescadores que acompañaban a los estudiantes mataron a once tortugas a la vez. La imagen fue impactante para los que vieron la escena, debidamente fotografiada.

Las expediciones acabaron sirviendo de alerta para la necesidad urgente de protección del ecosistema marino. Así, la Facultad de Oceanografía, donde aún no se hablaba de conservación, acabó formando una generación pionera de ambientalistas en el país, pues todos pasaron a dedicarse profesionalmente a la conservación marina.

El Proyecto Tamar-ICMBio fue creado en 1980, por el antiguo Instituto Brasileño de Desarrollo Forestal-IBDF, que más tarde se transformó en el Ibama-Instituto Brasileño de Medio Ambiente. Hoy, es reconocido internacionalmente como una de las más exitosas experiencias de conservación marina y sirve de modelo para otros países, sobre todo porque involucra a las comunidades costeras directamente en su trabajo socioambiental.

La investigación, conservación y manejo de las cinco especies de tortugas marinas que ocurren en Brasil, todas amenazadas de extinción, es la principal misión del Tamar, que protege cerca de 1.100 kilómetros de playas, en 25 localidades en áreas de alimentación, desove, crecimiento y descanso de estos animales, en las costas e islas oceánicas, en nueve estados brasileños.

El nombre Tamar fue creado a partir de la combinación de las sílabas iniciales de las palabras tortuga marina, abreviatura que se hizo necesaria, en la práctica, por el espacio restringido para las inscripciones en las pequeñas placas de metal utilizadas en la identificación de las tortugas marcadas para diversos estudios.

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Desde entonces, la expresión Tamar pasó a designar el Programa Nacional de Conservación de Tartarugas Marinas, ejecutado en cooperación entre el Centro Brasileño de Protección e Investigación de las Tortugas Marinas-Centro Tamar, vinculado a la Dirección de Biodiversidad del Instituto Chico Mendes de la Biodiversidad-ICMBio, del Ministerio de Medio Ambiente, y la Fundación Pro-Tamar, institución no gubernamental, sin fines de lucro, fundada en 1988 y considerada de utilidad pública federal desde 1996.

La Fundación Pro-Tamar fue creada para ejecutar el trabajo de conservación de las tortugas marinas, como responsable por las actividades del Proyecto Tamar en las áreas administrativa, técnica y científica; por la captación de recursos junto a la iniciativa privada y agencias financiadoras; y la gestión del programa de autosostenibilidad. Esta unión del gobierno con el no gubernamental revela la naturaleza institucional híbrida del Proyecto.

Tamar cuenta con el patrocinio nacional de Petrobras, a través del Programa Petrobras Socioambiental, apoyos y patrocinios regionales de gobiernos estatales y prefecturas, empresas e instituciones nacionales e internacionales, además de organizaciones no gubernamentales. Pero es fundamental, sobre todo, el papel de las comunidades costeras donde está presente y de la sociedad civil en general, que participa y colabora con el Proyecto, individual y colectivamente.

Basado en una estrategia múltiple, el programa de conservación ambiental de Tamar interactúa con las comunidades involucradas y otros actores sociales, dando soporte a la sostenibilidad de las acciones a largo plazo. Porque el equipo de Tamar comprendió que hay que cuidar primero de las personas, para que puedan proteger la naturaleza, el mar y las tortugas marinas. Las poblaciones locales son esenciales en el proceso, en la medida en que pueden influir directamente en las condiciones del hábitat de estos animales, reduciendo la presión sobre los ecosistemas y las especies.

Aliado a las campañas educativas de información, sensibilización y concientización ambiental, el Tamar promueve la búsqueda de alternativas de subsistencia no predatorias para los pescadores y sus familias, beneficiados con varias acciones de inserción social. Apoya guarderías y escuelas; ofrece posibilidades de trabajo y profesionalización para mujeres y jóvenes en las confecciones, talleres productivos y otras iniciativas, incluso a través de alianzas con varias cooperativas; la artesanía y la cultura locales se valoran; se incentivan y se valoran tradiciones culturales regionales, como bordados y renta de bilro, grupos folclóricos y de capoeira.

Desde su creación, Tamar invierte recursos humanos y materiales para adquirir el mayor conocimiento posible sobre la biología de las tortugas marinas que ocurren en Brasil, priorizando investigaciones aplicadas que resuelvan aspectos prácticos para la conservación de esos animales. Conocidos por la gran capacidad migratoria, con un ciclo de vida de larga duración, las tortugas siguen siendo un misterio para investigadores de todo el mundo.

En las áreas de reproducción, las playas de desove son monitoreadas todas las noches durante los meses de septiembre a marzo, en el litoral, y de enero a junio, en las islas oceánicas, por pescadores contratados por el Tamar, llamados tortugueros, además de pasantes y ejecutores bases. Se realiza patrullaje nocturno para flagrar hembras en acto de postura, observar el comportamiento del animal durante la desove, registrar datos morfométricos y recoger material biológico para posterior análisis genético. Los investigadores monitorean los nidos en los propios lugares de postura, o transfieren algunos, encontrados en áreas de riesgo, para lugares más seguros en la misma playa o para cercados de incubación, expuestos al sol y lluvia plenos, en playas cercanas a las bases de investigación. Se hacen marcaje y biometría de las hembras, conteo de nidos y huevos.

En las áreas de alimentación, el monitoreo es casi todo realizado en el mar, muchas veces junto a las actividades pesqueras, con los técnicos embarcados. Los pescadores están orientados a salvar las tortugas que quedan atrapadas en las redes de espera, cercos, corrales y otras modalidades de pesca. Estas áreas registran un alto índice de captura incidental por pesquerías costeras. En las islas oceánicas, como en Fernando de Noronha y Atol das Rocas, se realiza el programa de captura, marcado y recaptura, a través de buceo libre o autónomo.

Tanto en las áreas de desove y de alimentación, se hace marcaje de animales encontrados vivos: todos reciben un anillo de metal en las aletas delanteras, para identificación y estudio de su desplazamiento y de hábitos conductuales, además de datos sobre crecimiento y tasa de supervivencia.

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