Arte moderno y contemporáneo de Barcelona, ​​España

El legado cultural de Barcelona es inmenso. La ciudad tiene un pasado muy ligado a la producción cultural y artística que ha servido de inspiración a las generaciones actuales. El siglo XX fue una época de profundas transformaciones sociales, políticas, económicas, tecnológicas y culturales. Cataluña vivió los dramáticos acontecimientos de la Guerra Civil española y la represión de la dictadura franquista. La transición y restauración de la Generalitat y el nuevo estatuto de autonomía revitalizarán la cultura catalana en los últimos años.

La situación política en España durante la transición hace que el panorama artístico sea diferente al de otros países: movimientos como el pop-art o el hiperrealismo no tienen mucho eco aquí. Durante la Segunda República, Cataluña estuvo a la vanguardia de la arquitectura europea. Del neoclasicismo decadente al racionalismo en Europa. El Grupo de Artistas y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea defendió el uso racional del espacio y el desprecio por cualquier elemento constructivo sin una justificación funcional específica. Tras la guerra civil y pese al intento de imponer un arte oficial por parte del franquismo, en los años 50 aparecen creadores como Coderch, Bohigas y Martorell, Bofill, Moragas, Sostres, Busquets y Sert, entre otros. Frente a la represión cultural y al convencionalismo franquista, una serie de artistas plásticos de vanguardia evolucionan hacia un cierto informalismo, corriente de tipo abstracto. Se trata de Tàpies, Tarrats, Ponç y Hernàndez Pijuan. Posteriormente se vuelve a la figuración, como se refleja en la obra de Guinovart.

Novecentismo
El siglo XX es un intento de renovar la cultura catalana acercándose a las innovaciones producidas en el flamante siglo xx, en paralelo a una ideología política de reivindicación del catalanismo defendida por Enric Prat de la Riba. El principal teórico del movimiento será Eugeni d’Ors, que desde el diario La Veu de Catalunya ha escrito una serie de artículos alabando la obra de los jóvenes creadores catalanes de principios de siglo. Contrariamente a los valores nórdicos defendidos por el modernismo, el novecentismo regresó al mundo mediterráneo, a la cultura grecolatina clásica.

La arquitectura novecentista convive y se mezcla a menudo con la modernista, y como persisten las tendencias historicistas y clasicistas, es difícil vislumbrar su frontera. Destacan figuras como Josep Goday (Edificio de Correos de Barcelona, ​​1926-1927), Nicolau Maria Rubió i Tudurí (jardines de Montjuïc y Palacio Real de Pedralbes, iglesia de la Virgen de Montserrat de Pedralbes), Josep Francesc Ràfols (casa Méndiz , Vilanova i la Geltrú, 1925), Francesc Folguera (casa de Sant Jordi, Barcelona, ​​1928-1932), Cèsar Martinell (bodega de El Pinell de Brai, 1917) y Rafael Masó (Farinera Teixidor, 1910, casa Masó, 1911) .

Un hito destacable fue la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, que supuso la urbanización del entorno de la montaña de Montjuïc, con un proyecto general de Josep Puig i Cadafalch. Para la exposición se construyen edificios como el Palacio Nacional de Montjuïc (actual sede del MNAC) y el Estadio Olímpico, así como la Fuente Mágica de Carles Buïgas, el Teatro Griego y el Poble Espanyol; También destacó el pabellón alemán, obra de Ludwig Mies van der Rohe, obra maestra del racionalismo.

El cuadro tiene una primera referencia en la figura del artista uruguayo Joaquim Torres-García, autor de obras de sobrio clasicismo, como los frescos del salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat (1913-1917). Joaquim Sunyer, influenciado por la pintura de Cézanne y su sentido de la estructura, así como por el cubismo, brindó una visión de la pintura que combinaba perfectamente tradición y modernidad. Josep Maria Sert se enmarca en un estilo personal, barroco, grandioso, con influencia de Goya, realizando grandes murales que tendrán mucho éxito a nivel internacional. Xavier Noguéshe fue el creador de un mundo irónico, encarnado en un muralismo idealizador que reflejaba el populismo catalán. Josep Aragay realizó obras de carácter realista pero con cierto gusto barroco. También se desarrollan carteles, grabados y xilografías, con figuras como Francesc d ‘

La escultura cuenta con la figura excepcional de Josep Clarà, autor de obras figurativas, sólidas y compactas, de aire mediterráneo (La Diosa, 1908 – 1910; Juventud, 1928). El Aristello Maillol del Rosellón hace fuertes figuras femeninas (Mediterrània, 1902-1905). Manolo Hugué tiene un estilo en el que mezcla clasicismo y primitivismo (Bacant, 1934). Otros escultores destacados son: Frederic Marès (Homenaje a Barcelona, ​​1928), Enric Casanovas (Monumento a Narcís Monturiol, 1918), Julio Antonio (Tarragona a los héroes de 1811, 1910 – 1919) y Apel • les Fenosa (Guitarrista, 1923) . Cabe destacar también el proyecto colectivo realizado en la Plaça de Catalunya para la Exposición Internacional de 1929, en el que participaron los mejores escultores de la época.

De particular importancia en esta época fue el diseño, generalmente ligado al estilo Art Deco, que se manifiesta en obras producidas en áreas como muebles, joyería, tapices, cerámica, vidrieras, etc.

Vanguardismo
Después de un período de prosperidad entre la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil, en el que Cataluña conocía los movimientos artísticos europeos, la posguerra fue una época de decadencia cultural. A pesar de ello, el arte catalán conecta con los diferentes movimientos denominados vanguardias, que suponen cambios radicales en la concepción del arte, tanto en el ámbito teórico como técnico o material. Los sucesivos «ismos» vanguardistas (cubismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo, expresionismo, etc.) pretenden transformar la sociedad con el arte, proponiendo un proyecto comprometido con la renovación cultural de los pueblos. El arte abstracto supuso la pérdida de la figuración, dando paso en la segunda mitad del siglo a tendencias informalistas o intangibles.

Un primer y efímero intento de renovación del novecentismo fue la Agrupació Courbet, fundada en Barcelona en 1918 y disuelta en 1919. Reclaman como maestro al pintor realista francés Gustave Courbet, cuya actitud revolucionaria buscan alcanzar. De la mano de Josep Llorens i Artigas y Josep Francesc Ràfols aparecieron nombres como Joan Miró, Josep de Togores, Josep Obiols y Olga Sacharoff.

En cuanto a la arquitectura, en 1929 surge en Barcelona el grupo GATCPAC (Agrupación de Artistas y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), con una voluntad renovada y liberadora del clasicismo novecentista, así como la introducción de nuevas corrientes en España. derivados internacionales del racionalismo. Desafortunadamente, su trabajo se vio truncado por el estallido de la Guerra Civil. Destacan Josep Lluís Sert, discípulo de Le Corbusier, quien inició el racionalismo en España; fue autor del pabellón de la República para la Exposición Universal de París de 1937, actualmente reconstruido en Barcelona, ​​que exhibió el Guernica de Picasso, así como el Dispensario Central Antituberculoso (1934 – 1938, con Josep Torres i Clavé) y el Fundación Miró (1972).

La escultura está de lleno en la vanguardia con la obra de dos artistas de renombre internacional: Pau Gargallo, iniciado en el Noucentisme, hizo esculturas en metal, fuerte expresionismo y cierto aire esquemático y primitivista (Gran Ballarina, 1929; El Profeta, 1933); Juli González utilizó hierro soldado, acercándose a formas casi abstractas (Mujer peinándose, 1932, L’home cactus, 1939).

Surrealismo
Surgido en Francia en la década de 1920 como reivindicación de la fantasía y el subconsciente en la creación artística, en Cataluña da dos grandes nombres: Salvador Dalí, representante del surrealismo figurativo, y Joan Miró, adscrito a un surrealismo más abstracto. Dalí combinó una técnica perfecta con la recreación de un mundo personal fantástico y delirante, con una fuerte introspección psicológica (La persistencia de la memoria, 1931; El Ángelus de Gala, 1935; Autorretrato suave, 1941), evolucionando posteriormente hacia un estilo más realista. de influencia religiosa y científica (Madonna de Port-Lligat, 1948; Atomic Leda, 1949). Miró creó un mundo mágico y onírico lleno de pequeñas figuras, con el que buscó un nuevo método para descomponer y analizar la realidad, mostrando una nueva relación entre los objetos y el espacio (Terra llaurada, 1924; Carnestoltes d’Arlequí, 1925;

En escultura, además de las obras del propio Dalí y Miró, destacó la actividad del grupo ADLAN (Amigos del Arte Nuevo), fundado por el crítico de arte Sebastià Gasch en 1932, que pretende renovar el lenguaje escultórico basado en el dadaísta y Principios surrealistas, influenciados por el escultor estadounidense Alexander Calder. Entre sus filas destacaron Àngel Ferrant, Eudald Serra y Ramon Marinello.

Dar al conjunto
Tras la guerra y la consecuente crisis cultural derivada del exilio de muchos artistas y de la represión ejercida por la dictadura franquista, a finales de la década de 1940 comienza a resurgir el panorama artístico catalán con exposiciones en galerías privadas y movimientos culturales como el Círculo Maillol. Surgió una nueva generación de artistas jóvenes, entre ellos el grupo que formó Dau al Set, creado en 1948 en torno a la revista del mismo nombre y editado hasta 1956, aunque que el grupo puede considerarse disuelto desde 1951. Estaba formado por Antoni Tàpies, Modest Cuixart, Joan Brossa, Joan Josep Tharrats, Joan Ponç y Arnau Puig, que son los primeros en conectar con las corrientes europeas, haciendo un arte que evoluciona desde un cierto surrealismo mágico hacia un informalismo más o menos abstracto, salvo en los casos de Joan Ponç ,

Informalismo
El movimiento de posguerra, significó el rechazo de la forma por una mayor libertad conceptual y una nueva conexión con el espectador, según el concepto de «obra abierta» formulado por Umberto Eco. Generalmente son obras abstractas, en las que destaca el color y el sustrato material de la obra. Destacó Antoni Tàpies, pintor de renombre internacional y primer gran renovador del arte español de la posguerra, principal representante de la «pintura material», autor de una obra introspectiva con cierta espiritualidad, con pequeñas figuraciones simbólicas (Zoom, 1946; Collage de cruces, 1947; Óvalo blanco, 1957).

Modest Cuixart combinó la pintura material con la pintura gestual, pintura en la que mezcló óleo con limaduras metálicas para dar brillo a la obra (Omorka, 1958). Josep Guinovart realiza pinturas de gran formato, con mezcla de materiales, a veces transformadas por el fuego (Ávila, 1963; Cristo de las Glorias, 1968). Albert Ràfols Casamada se adscribe al taquismo, con cuadros de grandes superficies lisas, austeras, casi sin color (Tributo a Schönberg, 1963). Joan Hernandez Pijuanit tiene un estilo expresionista poscubista, con una fuerte carga social (Pintura, 1959).

La escultura intenta recuperar el espíritu de vanguardia antes de la guerra, buscando formas de expresión innovadoras y experimentando con nuevos materiales. Un aglutinador de los artistas de esta generación y centro de difusión del nuevo estilo será el Saló d’Octubre, donde surgirán nombres como Domènec Fita, Manuel Cusachs, Salvador Aulèstia, Moisès Villèlia, etc. Artistas como Antoni Tàpies, Leandre Cristòfol o Josep Guinovart también se dedicaron a la escultura.

Arte contemporáneo
Recién a partir de los años ochenta se inicia una cierta normalización, con la aparición de artistas que se adscriben al arte conceptual de la moda en ese momento, como Francesc Abad o Jordi Benito, que realizan acciones e instalaciones con una fuerte carga reflexiva.

A partir de la década de los 80 surgen las tendencias posmodernas, una reinterpretación de estilos anteriores que le dan al artista la libertad de utilizar cualquier técnica o estilo y transformarlo de manera personal; uno de sus máximos exponentes es Miquel Barceló, artista mallorquín afincado en Barcelona (Gran cena española, 1985, L’estació de les raines, 1990). Joan-Pere Viladecans realiza una pintura personal, destacando por el soporte en pulpa de papel y los colores agresivos (El contagio de la mariposa, 1984). Ferran García Sevilla realiza una pintura figurativa llena de signos, cercana al arte primitivo, con vívidas gamas cromáticas (Cent 18, 1987).

En escultura, el nombre principal de los últimos años es Josep Maria Subirachs: formado en el novecentismo, evolucionó hacia un estilo expresivo y esquemático para terminar en la abstracción; es autor de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia, el Monumento a Ramon Llull en Montserrat (1976) y el Monumento a Francesc Macià en la Plaça de Catalunya de Barcelona (1991). El valenciano Andreu Alfaro parte del informalismo para evolucionar hacia un constructivismo geométrico inspirado en Antoine Pevsner (Paths of Freedom, 1963). Xavier Corberó, formado en Londres, es autor de obras de formas geométricas y orgánicas cercanas al minimalismo (Piano, 1965). Susana Solano evoluciona de una escultura minimalista a una obra de grandes dimensiones y fuerte solidez, reflejando una sensación de cierre que evidencia la fragilidad de la existencia (Mar de Galilea, 1986).

En cuanto a la arquitectura, en la década de 1950, tras la crisis de la posguerra, se hizo un nuevo intento de dinamización del Grupo R, que sintetiza la tradición mediterránea catalana con las corrientes internacionales de vanguardia. Entre sus miembros estaban: Josep Antoni Coderch, con una obra de carácter mediterráneo influenciada por la arquitectura popular y la obra del arquitecto finlandés Alvar Aalto (Edificios comerciales, 1966 – 1969); Antoni de Moragas, autor del Park Hotel (1950 – 1954); y Oriol Bohigas, autor del edificio de viviendas de la calle Pallars (1955-1960, con Josep Martorell).

Entre los años sesenta y setenta surge la llamada escuela de Barcelona –según el nombre propuesto por Bohigas–, heredera del Grupo R, que se adscribe al neorrealismo italiano que prevalecía entonces a escala internacional, conjugando un lenguaje constructivo racionalista con el uso de materiales tradicionales, con especial énfasis en la funcionalidad y el diseño. Entre ellos se encuentran Frederic de Correa y Alfons Milà –que formaron un equipo–, autores del edificio Monitor (1969 – 1970); y Enric Tous y Josep Maria Fargas, autores de Banca Catalana (1965 – 1968).

Durante la década de los 80, la arquitectura se adscribió a las nuevas corrientes posmodernas, que destacan por el libre uso de lenguajes históricos, con tendencia al eclecticismo. Son exponentes de este actual Ricard Bofill, autor del Teatro Nacional de Cataluña (1991 – en 1996); y Òscar Tusquets (Banco de España en Girona, 1981 – 1983; Bodegas Chandon en Sant Cugat Sesgarrigues, 1987 – 1990).

Otra profunda transformación de Barcelona fue la ocasión de los Juegos Olímpicos de 1992, que supuso la remodelación de Montjuïc, donde se construyó el Anillo Olímpico, con edificios como el Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, las piscinas Bernat Picornell, la torre de Comunicaciones de Santiago Calatrava y rehabilitación del estadio olímpico Lluís Companys. También cabe destacar la construcción de la Villa Olímpica en Poblenou, con la construcción de dos grandes rascacielos, el Arts Hotel y la Torre Mapfre. Por último, el impulso dado a la Diagonal Mar por el Foro Universal de las Culturas de 2004.

Arte publico
El conjunto monumental y escultórico al aire libre de Barcelona constituye una destacada muestra de arte público que otorga a la capital catalana, junto a otros elementos como su arquitectura, su red de museos o su conjunto de parques y jardines, una inconfundible obra artística. sello, ya que la ciudad de Barcelona siempre ha apostado por el arte y la cultura como una de sus principales señas de identidad.

El patrimonio de arte público de la ciudad es extenso, aunque la mayoría de los monumentos y estatuas ubicados en lugares públicos datan del siglo XIX en adelante. El primer monumento ubicado en la vía pública expresamente y por orden municipal que se conserva es el Monumento a Santa Eulàlia, en la Plaça del Pedró, de 1673; Otras obras anteriores consideradas arte público son fuentes o estatuas ubicadas en nichos, en las fachadas de edificios públicos, aunque en muchos casos fueron encargos privados que posteriormente pasaron a ser propiedad pública. Cabe destacar que hasta el siglo XIX la ciudad estuvo bordeada por sus murallas medievales, teniendo la ciudad considerada un puesto militar, por lo que su crecimiento fue limitado, y el poco espacio disponible se utilizó principalmente para las actividades diarias de la población.

La situación cambió con el derribo de las murallas y la donación a la ciudad de la Fortaleza de la Ciudadela, que favoreció la ampliación urbanística del plano adyacente, y que se reflejó en el proyecto del Eixample elaborado por Ildefons Cerdà, que supuso la mayor extensión territorial. expansión que ha tenido la ciudad. Otro aumento significativo de la superficie de la capital catalana fue la anexión de varios municipios limítrofes entre finales del siglo XIX y principios del XX. Todo ello supuso la adecuación de los nuevos espacios urbanos y un incremento de las comisiones artísticas municipales en la vía pública, que también se vieron favorecidas por diversos eventos celebrados en la ciudad, como la Exposición Universal de 1888 y la Internacional de 1929 o, más recientemente, por los Juegos Olímpicos de 1992 y el Foro Universal de las Culturas de 2004.

Instalaciones
Como ciudad mediterránea que es, Barcelona tiene una oferta de ocio muy amplia, que abarca todas las disciplinas relacionadas con el mundo de la cultura. Cuenta con teatros centenarios dedicados a la ópera y la música, como el Gran Teatre del Liceu o el modernista Palau de la Música Catalana, y excelentes y modernos auditorios, grandes instituciones dedicadas a las artes plásticas, centros para el arte más vanguardista, espacios por la innovación escénica y el teatro o las galerías de arte más clásicos y espacios dedicados al arte patrimonial.

Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona
El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, ​​también conocido por sus siglas MACBA, está dedicado a la exposición de arte y prácticas culturales contemporáneas. Está ubicado en el Raval de la ciudad de Barcelona, ​​muy cerca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Fue declarado museo de interés nacional por la Generalitat de Catalunya. Desde 2015 está dirigida por Ferran Barenblit.

La Colección MACBA es la columna vertebral del museo e investiga la trayectoria de las líneas fundamentales de la creación artística contemporánea desde la segunda mitad del siglo XX. La colección de la colección del MACBA está formada por más de 5.000 obras, creadas desde finales de la década de 1950 hasta la actualidad.

La colección como tal se creó oficialmente el 19 de junio de 1997 cuando se firmó el Consorcio MACBA entre la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación Museo de Arte Contemporáneo, uniendo todos los fondos previamente depositados, así como otros conjuntos de obras donadas. o depositados por otras instituciones o por coleccionistas privados, como la Colección Onnasch, por Sandra Álvarez de Toledo o la Fundación Telefónica.

La colección comienza con la abstracción material de los años cincuenta, incorporando obras del pop art europeo y las vanguardias de los sesenta y setenta. También cuenta con obras que atestiguan el regreso de la figuración fotográfica y la escultura minimalista. de los 80 y termina con las obras más actuales. Incorpora obras de artistas de todo el mundo, prestando especial atención a artistas de América del Sur, el mundo árabe y los países del Este.

En 2007 se crea el Centro de Estudios y Documentación MACBA, que desarrolla una faceta del coleccionismo complementario al acervo tradicional.

Posteriormente, en 2011, la Fundación «La Caixa» y el museo unieron sus colecciones de arte contemporáneo, creando una colección de 5.500 obras. Fruto de esta unión, en otoño de 2011 se presentó la exposición Volume., Con obras de destacados artistas como Bruce Nauman, Cristina Iglesias, Antoni Muntadas y Xavier Miserachs, entre muchos otros. A principios de 2012 se presentó en el Museo Guggenheim Bilbao la exposición El espejo invertido, compuesta por 93 obras de 52 artistas de ambas entidades.

Museo Nacional de Arte de Cataluña
El Museo Nacional de Arte de Cataluña, también conocido por sus siglas MNAC, es un museo de arte de la ciudad de Barcelona que reúne todas las artes con la misión de conservar y exhibir la colección de arte catalán más importante del mundo. mundo, mostrando todo, desde el románico hasta la actualidad. En 2019 recibió 837,700 visitantes.

Se trata de un consorcio con personalidad jurídica propia creado por la Generalitat de Catalunya, el Ayuntamiento de Barcelona y la Administración General del Estado. Además de las administraciones públicas, en el patronato del museo están representadas las personas y entidades privadas que colaboran. Su director actual es Josep Serra.

La sede principal del museo se encuentra en el Palau Nacional de Montjuïc, que fue inaugurado en 1929 con motivo de la Exposición Internacional. También forman parte del conjunto del museo tres instituciones la mayoría: la Biblioteca Museo Víctor Balaguer de Vilanova, el Museo de la Garrotxa de Olot y el Museu Cau Ferrat de Sitges, cuya gestión es independiente y su titularidad recae en los respectivos ayuntamientos.

La Colección de Arte Moderno del MNAC nació a partir de la Exposición Universal de 1888, cuando el Ayuntamiento de Barcelona instaló la entonces pequeña colección de arte moderno, entonces contemporáneo, en el Palacio de Bellas Artes. La colección se amplió considerablemente con las adquisiciones realizadas por el propio Ayuntamiento en exposiciones de bellas artes. La colección de arte moderno actual reúne lo mejor del arte catalán desde principios del siglo XIX hasta el siglo XX. El recorrido comienza con artistas que siguieron los postulados del neoclasicismo, el romanticismo y el realismo. Los neoclásicos incluyen al pintor Josep Bernat Flaugier y al escultor Damià Campeny. En cuanto al romanticismo, hay que mencionar a los pintores nazarenos, como Claudi Lorenzale, que cultivó especialmente el retrato, y Lluís Rigalt, que inauguró la tradición del paisajismo catalán;

Un capítulo aparte merece Marià Fortuny, el mejor pintor catalán del siglo xix, que triunfó internacionalmente con la pintura de género y que apuntó enfoques avanzados en sus últimas producciones. También están presentes pintores que apostaron por el realismo anecdótico, como Romà Ribera y Francesc Masriera, así como los «luministas» de la Escuela de Sitges, herederos de la tradición fortuniana; mientras que en escultura los hermanos Vallmitjana destacan como los mejores representantes de la tradición realista. La colección del siglo XIX también incluye una exposición de fotografía histórica con obras de AADisdéri, Jean Laurent, Le Jeune y Charles Clifford., Entre otros, con imágenes de diversos lugares de la geografía española.

Una de las columnas vertebrales de las colecciones de arte moderno es el modernismo, un movimiento de gran importancia artística y cultural en Cataluña. En pintura, la corriente que más se identifica es la de carácter renovador liderado por Ramon Casas y Santiago Rusiñol, quienes incorporaron ciertos aspectos del impresionismo francés en sus obras parisinas. Otra corriente es la simbolista, representada por los cuadros de Alexandre de Riquer y Joan Brull y que también se aprecia en algunas fotografías del pictorialista Pere Casas Abarca. De igual importancia es la presencia de artistas de la segunda generación del modernismo, como Isidre Nonell, Marià Pidelaserra, Ricard Canals, Hermen Anglada Camarasa, Nicolau Raurich y Joaquim Mir, que, ya en el siglo XX, trajeron la pintura catalana en una de sus momentos más brillantes.

También hay pintores españoles como Julio Romero de Torres, Joaquim Sorolla, Ignacio Zuloaga, Darío de Regoyos y José Gutiérrez Solana, el fotógrafo Ortiz Echagüe y los artistas franceses Boudin, Sisley y Rodin. En cuanto a la escultura modernista, cabe destacar las creaciones de Miquel Blay y Josep Llimona, con una clara influencia de Rodin. La colección de artes decorativas modernistas muestra unos conjuntos excepcionales de interiorismo de Josep Puig i Cadafalch, Gaspar Homar y Antoni Gaudí, procedentes, respectivamente, de las casas Amatller, Lleó Morera y Batlló, en el Passeig de Gràcia de Barcelona; así como notables ejemplos del arte del objeto en forja, cerámica, cristalería y joyería, sin olvidar los conjuntos de mobiliario de Joan Busquets y el arquitecto Josep Maria Jujol.

El otro movimiento ampliamente representado en el MNAC es el Noucentisme, que encarna la búsqueda de las esencias propias y del Mediterráneo. Son representativas las composiciones clásicas de Joaquim Torres-García y Joaquim Sunyer, con vagas influencias cezannenses, y los desnudos escultóricos de Josep Clarà y Enric Casanovas. Las esculturas de Manolo Hugué y las pinturas de Xavier Nogués completan este movimiento, con un marcado acento popular. Hacia 1920 aparece una nueva generación de artistas que se enfrentan al dilema de continuar con la tradición figurativa o dar el salto a las vanguardias. Algunos de ellos, como los pintores Josep de Togores y Francesc Domingo i Segura, hicieron una producción con voz propia en el contexto del realismo internacional de entreguerras. Otros, como el propio Torres-García, Rafael Barradas y Salvador Dalí,

Museo del Diseño de Barcelona
El Museo del Diseño de Barcelona es un museo inaugurado en diciembre de 2014 dependiente del Instituto de Cultura de Barcelona que nace de la integración de las colecciones del Museo de Artes Decorativas, el Museo de la Cerámica, el Museo del Textil y Vestuario y el Gabinete de Artes Gráficas. El museo está ubicado en el edificio Disseny Hub Barcelona, ​​en la Plaça de les Glòries Catalanes, compartiendo su sede con el Foment de les Arts i del Disseny (FAD) y el Barcelona Centre de Disseny (BCD), dos instituciones pioneras en la materia. promoción y desarrollo del diseño en Cataluña.

A finales del siglo XX, el Ayuntamiento planteó la posibilidad de crear un centro único, un espacio integral que permitiera al público entender el diseño en su más amplia consideración. Se decidió construir un espacio para albergar todas las colecciones y fondos patrimoniales de Barcelona relacionados con el mundo del diseño, y se encargó a Oriol Bohigas la construcción de un edificio en la plaza de les Glòries. En un principio tuvo que llamarse Museo del Diseño de Barcelona.

Durante unos años el proyecto del museo y el edificio tenían el mismo nombre, Disseny Hub Barcelona (DHUB). La intención del proyecto era entonces crear un centro dedicado a promover la comprensión y el buen uso del mundo del diseño, actuando al mismo tiempo como museo, centro y laboratorio. El proyecto centró su actividad en 4 disciplinas del mundo del diseño: Diseño de espacios, Diseño de producto, Diseño de información y Diseño de moda. Quería convertirse en un punto de encuentro o núcleo de una red formada por personas e instituciones vinculadas al mundo del diseño que compartirán información relevante relacionada con el sector. El objetivo era estimular tanto la investigación como la actividad económica ligada al mundo del diseño, utilizando tanto fondos propios como un análisis continuo de la actualidad del mundo del diseño. Durante este período,

Con la nueva dirección asumida por Pilar Vélez durante 2012, el proyecto cambió de rumbo y el concepto del edificio (Disseny Hub Barcelona) se separó del museo (Museu del Disseny de Barcelona). La nueva línea discursiva se enfoca en generar discurso desde las artes decorativas hasta el diseño y las artes aplicadas contemporáneas. El nuevo museo abrirá sus puertas el 13 de diciembre de 2014 y tendrá jornadas de puertas abiertas hasta el 31 de enero de 2015. El nuevo museo cuenta con más de 70.000 objetos decorativos, diseñados y artísticos fruto de la integración de las cuatro colecciones.

Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) es un centro cultural ubicado en el Raval de Barcelona. Es un espacio de creación, investigación, difusión y debate de la cultura contemporánea, donde las artes visuales, la literatura, la filosofía, el cine, la música y las artes escénicas se interconectan en un programa. interdisciplinario.

Uno de sus objetivos es vincular el mundo académico con la creación y la ciudadanía. Para ello, organiza y produce exposiciones, debates, festivales, conciertos, ciclos de cine, cursos, conferencias, y fomenta la creación basada en las nuevas tecnologías y lenguajes, intentando generar debate, pensamiento y reflexión sobre la cultura contemporánea, la ciudad y el público. espacio así como sobre temas de actualidad. A nivel orgánico, depende de un consorcio público creado conjuntamente en 1988 entre la Diputación de Barcelona y el Ajuntament, que financian el proyecto con un porcentaje del 75% y 25%, respectivamente. Fue inaugurado en 1994 bajo la dirección de Josep Ramoneda, que estuvo al frente del Centro hasta 2011. Desde entonces, el CCCB ha producido decenas de exposiciones y cientos de conferencias, charlas y presentaciones de todo tipo.

El CCCB centra su actividad en la investigación creativa y la producción de conocimiento a través de una serie de proyectos centrales de producción propia, como exposiciones temáticas y otros formatos presenciales y digitales: debates internacionales, el CCCB Lab, la plataforma de literatura Kosmopolis , la línea de actividad Beta: proyectos que abordan de forma integrada la cultura del siglo XXI y las grandes transformaciones de la era digital; el proyecto de cine experimental Xcèntric, el Premio Europeo del Espacio Público Urbano, el Premio Internacional de Innovación Cultural, la plataforma Archivo CCCB y otras propuestas y festivales asociados.

Trabaja en red con agentes e instituciones internacionales, vinculados al mismo tiempo con artistas, grupos de creadores, comisarios y agentes culturales independientes del entorno barcelonés, y apoya sus propuestas para participar de su capital creativo y darles visibilidad. También investiga nuevas propuestas educativas, trabaja formatos de conocimiento y producción en constante revisión crítica, busca metodologías basadas en el trabajo colaborativo y experimental que se materializan en convocatorias abiertas y en procesos de dinamización y mediación.

El CCCB trabaja en temas como los retos de la sociedad del siglo XXI, la expansión del universo literario. La intersección de arte, ciencia, humanidades y tecnología; la hegemonía de la galaxia audiovisual; el compromiso con la investigación y la innovación cultural; el desafío que plantean los nuevos públicos y el surgimiento de nuevas comunidades físicas y virtuales. La renovación de lenguajes y léxicos, el renacimiento de los comunes; los desafíos de la participación y la cocreación; las tensiones entre privacidad y transparencia; el advenimiento de nuevos modelos sociales y políticos; los riesgos y oportunidades de la revolución científica y tecnológica.

Desde 1994, el CCCB ha programado más de un centenar de exposiciones temporales. Ha tratado temas como la literatura y el urbanismo. Algunos han sido programados y comisariados por el personal del centro y otros encargados por expertos. También acoge exposiciones o actividades como el World Press Photo, Loop Festival, Primavera Pro y Cursos del Institut d’Humanitats de Barcelona.

CaixaForum Barcelona
CaixaForum Barcelona es un centro cultural gestionado por la Fundación «la Caixa». Está situado en la montaña de Montjuïc (Barcelona), ocupa el edificio de la antigua fábrica de Casaramona de estilo modernista, diseñado por Josep Puig i Cadafalch a principios del siglo XX y posteriormente rehabilitado para su nuevo uso como centro cultural.

CaixaForum ofrece un amplio abanico de exposiciones y actividades culturales y educativas dirigidas a todos los públicos. Forma parte de una red de centros CaixaForum que se expande en varios puntos de España: CaixaForum Madrid, CaixaForum Lleida, CaixaForum Palma, CaixaForum Tarragona, CaixaForum Girona, CaixaForum Zaragoza y CaixaForum Sevilla.

CaixaForum ofrece al público un programa de exposiciones temporales con temáticas que van desde la pintura, el dibujo, la escultura o la fotografía, hasta la historia de las culturas, el cine, la arquitectura y el arte contemporáneo. Gracias a su colaboración con importantes museos internacionales como el British Museum y el Musée du Louvre, te permite disfrutar de piezas únicas y del trabajo de artistas de enorme prestigio en el corazón de Barcelona. La propuesta expositiva del centro es apta para todo tipo de público, ya que cuenta con espacios educativos pensados ​​para los más pequeños y actividades complementarias como conferencias de comisarios o ciclos de conferencias temáticas.

CaixaForum apuesta fuertemente por las visitas mediadas a las exposiciones y la factoría modernista, con visitas guiadas para colegios, familias, adultos, grupos organizados o visitas con café y tertulias, así como audioguías. Los fines de semana, CaixaForum ofrece micro visitas gratuitas a exposiciones de arte contemporáneo y la posibilidad de intercambiar impresiones y profundizar en las obras con un mediador especializado.

Además, CaixaForum cuenta con una amplia programación de actividades culturales dirigidas a todos los públicos, que incluyen ciclos de jornadas informativas sobre arte, pensamiento, literatura o música, ciclos de cine, conciertos, espectáculos y talleres. Bajo el sello FOUND, el centro ofrece una programación especialmente diseñada para el público joven más inquieto culturalmente, con actividades como encuentros con creadores, espectáculos de música electrónica o ciclos de cine documental. En julio y agosto, las «Noches de verano» de CaixaForum son uno de los eventos culturales imprescindibles de la ciudad.

En CaixaForum también se puede encontrar una librería LAIE con bibliografía especializada y objetos de diseño, y un café-restaurante que ofrece menús diarios y menús temáticos inspirados en las exposiciones.

Museo Picasso de Barcelona
El Museu Picasso de Barcelona es el museo de referencia para el conocimiento de los años de formación de Pablo Picasso. Con más de 4.249 obras del pintor; posee la colección más completa del mundo de obras juveniles del artista. Se encuentra en la calle de Montcada, en el distrito de la Ribera de Barcelona. abrió sus puertas al público por primera vez el 9 de marzo de 1963, convirtiéndose en el primer museo Picasso del mundo y el único creado en vida del artista. Ha sido declarado museo de interés nacional por la Generalitat de Catalunya.

Los períodos más representados son los correspondientes a la etapa infantil y escolar (Málaga, A Coruña y Barcelona, ​​1890-97), el período formativo (Barcelona, ​​Horta de Sant Joan y Madrid, 1897-1901), el período azul. (1901-04), obras de Barcelona de 1917 y el conjunto de la serie Las Meninas (1957).

La mayoría de las pinturas que se exponen en el museo corresponden al período comprendido entre 1890 y 1917. Se trata de una colección muy importante sobre determinados momentos de la vida de Picasso, como su infancia y época escolar: Málaga, La Coruña y Barcelona, ​​entre 1890 y 1897. – cuando realizó obras como Ciencia y caridad, de 1897 y formación en Barcelona y Horta de Sant Joan y Madrid, entre 1897 y 1901. También hay obras de su época azul y obras de su época barcelonesa de 1917, como Arlequín . El museo tiene muy pocas pinturas posteriores a 1917, a excepción de la serie Las Meninas, pintada en 1957.

La colección de grabados y litografías abarca básicamente el período comprendido entre 1962 y 1982. El propio Picasso entregó al museo una copia de cada una de sus obras realizadas tras la muerte de Sabartés en 1968. Además, algunas de las ilustraciones que realizó para diversas ediciones de libros son incluido. La exposición del museo se completa con cerámica, donada por Jacqueline, la viuda del artista.

Entre 2009 y 2010, se habilitó una visita en línea a la colección del museo a través de su sitio web. Actualmente (octubre de 2010) más del 65% de la colección del museo se puede consultar online.