Museo Cristóbal Balenciaga, Getaria, España

El Museo Balenciaga es una institución pública dedicada a estudiar y mantener viva la memoria del diseñador de moda Cristóbal Balenciaga. Se encuentra en su ciudad natal, Guetaria (Guipúzcoa) y se inauguró en junio de 2011.

Cristóbal Balenciaga Museoa abrió sus puertas el 7 de junio de 2011 en la ciudad de Getaria (España), convirtiéndose en el primer gran museo de su tipo dedicado exclusivamente a un modisto. Creada bajo la tutela de la Fundación Cristóbal Balenciaga, su misión es difundir y resaltar la importancia de la figura y el trabajo de este brillante diseñador en la creación artística en general y en el mundo de la moda y la alta costura en particular.

El Museo alberga una de las colecciones de creaciones más relevantes de Cristóbal Balenciaga a nivel internacional, tanto por el número como por la calidad de los artículos incluidos y por el tiempo que cubren.

En los espacios del Museo, además de exhibir, en rotación, una selección representativa de sus colecciones, hay exposiciones temporales vinculadas a la moda y actividades educativas y de ocio.

Historia
En 1994 se creó la Fundación Balenciaga, cuyo principal proyecto era abrir un museo en el lugar de nacimiento del famoso diseñador. Para ello, se eligió el Palacio Aldamar, un edificio del siglo XIX cuyos dueños habían apoyado al joven Balenciaga. Adjunto a la mansión, se erigiría un edificio con una línea moderna, con vidrio como material principal.

El museo debía inaugurarse a principios de 2003, pero su preparación se vio afectada por varias irregularidades. Según varias fuentes, el nuevo edificio había sido diseñado por un arquitecto cubano que no tenía homologación para trabajar en España; Además, las salas de exposición eran inadecuadas para las prendas, ya que la luz intensa que entraba por las ventanas amenazaba con deteriorar los tejidos. Por otro lado, una revisión de los fondos reveló la desaparición de algunas piezas de Balenciaga, como bufandas de seda, que aparentemente se habían regalado a personas ajenas al museo.

El Ministerio de Cultura decidió retirar los subsidios en 2005. Dos años más tarde, se decidió desbloquear esta situación cuando vieron que los hechos estaban siendo aclarados. El nuevo edificio fue adaptado museológicamente para garantizar la conservación de las prendas expuestas. En cualquier caso, la cantidad del repertorio expuesto se reduce a 90 piezas, que se rotarán para evitar una incidencia prolongada de la luz.

El 7 de junio de 2011, muchas personalidades se acercaron a la ciudad guipuzcoana, incluyendo a Su Majestad la Reina Sofía, la veterana diseñadora Givenchy, diseñadoras españolas de varias generaciones y damas vestían diseños de Balenciaga, como Carmen Martínez-Bordiú.

El primer director del museo fue Javier González de Durana, relevado en 2014 por Miren Vives Almandoz, y el vicepresidente es Sonsoles Diez de Rivera (hija de Sonsoles de Icaza).

Colección
Tiene un fondo de más de 1200 prendas y accesorios diseñados por el artista. Se exponen de forma rotativa, tanto por razones de espacio como porque los materiales son frágiles y se deteriorarían en una exposición continua.

Gran parte de la colección se ha reunido gracias a donaciones y préstamos. Unas 300 piezas fueron donadas por Rachel L. Mellon, esposa del magnate bancario estadounidense Paul Mellon y quien era un cliente destacado de Balenciaga. En 2017 el museo dedica una exposición temporal a este donante. Hubert de Givenchy, discípulo de la maestra de Guetaria, y herederos de viejos clientes como Sonsoles de Icaza o Grace Kelly han entregado otras prendas en depósito.

La Colección del Museo Cristóbal Balenciaga está relacionada con la carrera profesional y el perfil personal de Cristóbal Balenciaga, el famoso diseñador de Getaria, que dominó la alta costura del siglo XX.

El Museo tiene la tarea de conservar y aumentar estas colecciones, a la vez que las hace más accesibles y abiertas.

Al explorar esta sección, obtendrá un mejor conocimiento del modisto, de las colecciones que conforman el patrimonio del Museo y de nuestro trabajo en relación con ellos.

Distribuidas por tipo, las colecciones incluyen:

Traje balenciaga (1912-1971)

El museo cuenta con una colección de ropa diseñada por Cristóbal Balenciaga y producida, en su mayoría, en sus Maisons en París, San Sebastián, Madrid y Barcelona. Entre ellos destacan:

Colección Gobierno Vasco

Colección Rachel L. Mellon

Accesorios balenciaga (1940-1968).

Bufandas, joyas, guantes, medias, perfumes y tocados vendidos con el nombre de la marca Balenciaga y que completan el look propuesto por Balenciaga. En estos casos, solo el tocado se produciría en los talleres de la Maison.

Documentación y objetos personales de Cristóbal Balenciaga (1899-1972).

Fotografías, letras y objetos pertenecientes a Cristóbal Balenciaga conforman esta colección de más de 1000 artículos.

Documentos de trabajo de la EISA y Balenciaga Maisons.
Facturas, invitaciones, registros de ventas, etc.
Balenciaga de patrones y herramientas del comercio.
Revistas de moda historica
Destacan especialmente las colecciones Pedro Esteban y Hubert de Givenchy.
Colección de estudio
Réplicas físicas y material audiovisual realizado para facilitar la investigación y el estudio.
Recopilación inmaterial de los testimonios de trabajadores de la casa Balenciaga.

La colección que conforma las colecciones se registra, cataloga, maneja, procesa y almacena de acuerdo con los estrictos criterios y protocolos establecidos por el Departamento de Conservación y Restauración del Museo.

Cristóbal balenciaga
Cristóbal Balenciaga Eizaguirre nació en una familia de clase trabajadora en la ciudad de Getaria (País Vasco, España) el 21 de enero de 1895. Su padre, un pescador, murió cuando Balenciaga tenía 11 años. Su madre, una figura de referencia para Balenciaga, era costurera y trabajaba para la familia Marquises de Casa-Torres.

Esto significó que, desde muy joven, Balenciaga estuvo en contacto con el oficio de su madre, combinado con la elegancia y el buen gusto de la marquesa, que ayudó a fomentar su talento y se convertiría en uno de sus primeros clientes. En 1907 apareció como ciudadano registrado de San Sebastián, donde comenzó a aprender el oficio de sastre mientras trabajaba en varios establecimientos relacionados con la moda parisina. En ese momento, la ciudad disfrutaba de un apogeo de la actividad económica terciaria, impulsada por la presencia estacional de la corte en verano y la atracción turística de la costa vasca.

A la edad de 22 años, Cristóbal Balenciaga abrió su primer negocio, registrado en el registro industrial bajo el título de Couturier, pagando una tasa de impuesto correspondiente a la categoría más alta como C. Balenciaga, en la Calle Vergara No. 2. Dentro del año había cambiado el aspecto corporativo de la entrada para agregar nuevos socios, las hermanas Lizaso, en una sociedad limitada con un período temporal de seis años, creando Balenciaga y Cía y manteniendo la misma dirección comercial.

Después de ese tiempo, en 1924, se disolvió la asociación y, en su lugar, se registró a Cristóbal Balenciaga, transfiriendo las operaciones a la Avenida No. 2. Ese año, su negocio ya empleaba a 71 trabajadores (68 mujeres y 3 hombres). En marzo de 1927 creó Martina Robes et Manteaux en el primer piso de la Calle Oquendo 10 (Martina había sido el nombre de su madre) como la segunda marca en una estrategia de diversificación, que en octubre adoptó el nuevo nombre de EISA Costura (una vez más relacionada al apellido de su madre, Eizaguirre).

La primera compañía, Cristóbal Balenciaga, permaneció abierta sin interrupción hasta 1937, fecha en que se mudó a París. El segundo, EISA Costura, se diversificó geográficamente a Madrid (1933) y Barcelona (1935) con el nombre de Eisa BE, mientras permaneció en San Sebastián en la Avenida no. 2.

Pero es sin duda su período parisino que le valió su reconocimiento como uno de los diseñadores más influyentes de la historia. Impulsado por la Guerra Civil Española, Balenciaga se mudó a París donde instaló sus salones en el no. 10 Avenue George V. Esta decisión no solo le dio acceso a los proveedores de telas más importantes y a los más grandes especialistas en intercambios relacionados con la Alta Costura, sino que también lo puso en contacto con una clientela cosmopolita de tremenda importancia social, económica y cultural. Él en el centro de atención de los medios de comunicación internacionales.

El éxito lo acompañó desde la presentación de su primera colección en 1937 y sus creaciones, basadas en la comodidad, la pureza de las líneas, la reinterpretación de la tradición española y el desarrollo de volúmenes innovadores, marcados en la moda en las décadas centrales del siglo XX, hasta el siglo XX. El año ’68, cuando Haute Couture comenzó a perder peso a favor de prêt-à-porter, el momento en que Balenciaga decidió retirarse.

Su precisión, habilidad con la técnica y perfeccionismo le valieron la admiración de sus colegas y contemporáneos, como Christian Dior, quien lo llamó «el maestro de todos nosotros», Hubert de Givenchy, quien se refirió a él como «el arquitecto de la Alta Costura» o Coco Chanel, quien lo calificó como «el único verdadero modisto».

Pero es su capacidad de innovación, en evolución sutil y constante, su conocimiento de la tela, su sentido de la proporción y la medida, y su visión e interpretación del cuerpo femenino lo que le valió la veneración como uno de los diseñadores más influyentes de todos los tiempos.

En su evolución creativa, Balenciaga investigó, experimentó, introdujo y perfeccionó diferentes líneas que cambiaron la silueta femenina predominante, alejándose de las normas socioculturales de la época e introduciendo gradualmente grados más altos de abstracción. Enfocarse en la espalda, difuminar la línea de la cintura, generar volúmenes y simplificar el corte.

Esto condujo a la introducción de la línea «tonneau» (1947), el «look semi-ajustado» de 1951, las faldas «globo» de 1953, la túnica de 1955, el vestido de «saco» de 1957 o el vestido de «baby-doll». De 1958, avanzando hacia el minimalismo formal que caracteriza sus creaciones de la década siguiente.

Sus propias palabras definirían su trabajo como artista: «un modisto debe ser un arquitecto para los planes, un escultor para las formas, un artista para el color, un músico para la armonía y un filósofo para el sentido de la proporción».