Siglos XVIII al XXI, segunda parte de la exposición permanente, Museo de Historia de Cataluña

La exposición permanente es una propuesta para explorar la historia de Cataluña, desde la prehistoria hasta la actualidad, centrando su discurso en el conocimiento y la comprensión de las características y la evolución de las sociedades que han ocupado el territorio hoy conocido. como en Cataluña, destacando los aspectos políticos, sociales, económicos y culturales, con un carácter visiblemente didáctico y popular.

Steam y nación
A lo largo del siglo XVIII, después de la derrota de 1714, Cataluña inauguró un período de crecimiento económico en el que se sentaron las bases de la revolución industrial. La especialización agrícola, la aparición de manufacturas de algodón y la apertura del comercio con Estados Unidos son algunas de las claves de este proceso.

La industrialización comenzó en 1830, basada en el sector textil. Los vapores y las colonias industriales forman un nuevo modelo económico que transforma la geografía y la sociedad catalanas. El crecimiento de las ciudades corre paralelo a la extensión de dos nuevas clases sociales: la burguesía industrial y la clase trabajadora.

En Cataluña, la construcción del estado liberal español responde al carlismo, el republicanismo federal y las campañas proteccionistas. Al mismo tiempo, se lanzó la Renaixença, un movimiento para revitalizar la lengua y la cultura catalanas, que es de suma importancia en la formación de la conciencia nacional.

Las bases de la revolución industrial.
Después del desastre de 1714 y después del largo período de posguerra, la sociedad catalana está experimentando un período de crecimiento demográfico y económico. En los condados costeros, especializados en el cultivo de viñedos y el desarrollo de industrias tradicionales, se dirigen al mercado de exportación. Reus, Vilanova o Mataró son centros activos de fabricación y comercio.

A lo largo del siglo XVIII, la apertura del comercio con Estados Unidos desempeñó un papel clave en el despegue económico del país. Gran parte del capital obtenido del intercambio comercial con las colonias americanas, se invierte más tarde en las industrias locales. Cataluña sienta las bases para la industrialización, que tendrá uno de sus principales motores en el sector textil.

Arte, ciencia y pensamiento.
El impulso cultural y científico de la segunda mitad del siglo XVIII, relacionado con la Ilustración, es desarrollado por academias e instituciones privadas como la Junta de Comercio, la Academia de Buenas Letras de Barcelona, ​​la Academia de Ciencias Naturales y Artes. o la Academia de Medicina.

Todas estas instituciones promueven el estudio técnico y la innovación en respuesta a las necesidades de la industria y hacen todo lo posible para dar a conocer las noticias científicas de la época. En el campo artístico, la sensibilidad del barroco da paso a la estética neoclásica y el espíritu de la Ilustración está presente en gran parte de las manifestaciones culturales.

Revoluciones, reformas
El siglo XIX es para Cataluña un siglo de gran inestabilidad política. De 1793 a 1833, el país experimentó la crisis definitiva del antiguo régimen y la introducción del liberalismo presagió un nuevo modelo de sociedad que encontró, sin embargo, una fuerte resistencia al carlismo. Este movimiento conservador y tradicionalista, tiene una fuerte presencia en ciertas regiones y provoca un largo conflicto armado.

Las luchas entre liberales y absolutistas durante el reinado de Fernando VII, y los moderados y progresistas durante el reinado de Isabel II, muestran las dificultades para consolidar un estado liberal moderno en España en su conjunto. En la segunda mitad del siglo, las ideas democráticas y el surgimiento del movimiento laboral juegan un papel clave en la movilización política y la transformación del país.

La industrialización del vapor.
Después del avance económico del siglo XVIII, Cataluña experimentó durante el siglo XIX las transformaciones económicas y sociales resultantes de la industrialización. Después de la primera guerra carlista (1833-1840), el crecimiento industrial, que ya comenzó en la década anterior, se volvió espectacular con la introducción generalizada de la máquina de vapor.

La industrialización, basada principalmente en el sector textil, da forma a una geografía particular que transforma el territorio. En las ciudades manufactureras tradicionales como Barcelona, ​​Terrassa o Sabadell, se instalan los llamados ‘vapores’, que atraen a miles de trabajadores de las zonas rurales. Al mismo tiempo, las colonias industriales se instalan en cuencas fluviales, que aprovechan la energía hidráulica.

Sociedad industrial
Con la industrialización, Cataluña es consciente del progreso y los conflictos derivados de una sociedad capitalista. La burguesía catalana consciente y políticamente organizada para defender sus intereses en los tribunales españoles. Las campañas a favor del proteccionismo en la industria atraen los intereses de gran parte del estado, donde aún prevalece una estructura económica tradicional.

Mientras tanto, la clase trabajadora también se organiza frente a las lamentables condiciones de vida a las que están sometidos muchos trabajadores. Los grupos laborales están creciendo y, desde la segunda mitad del siglo, el surgimiento de partidos políticos y sindicatos relacionados con el movimiento laboral internacional, juegan un papel clave en la movilización social y los conflictos políticos en el país.

Renacimiento, civilidad y nacionalismo.
La influencia del romanticismo y las corrientes culturales europeas de la época, generan la Renaixença, un movimiento para revitalizar la lengua y la cultura catalanas, que afecta a todos los ámbitos de la creación y a todas las clases sociales. Los autores de la Renaixença, conectan a la sociedad catalana con su tradición histórica y son de suma importancia en la formación de una conciencia nacional.

A lo largo del siglo XIX, los diversos conflictos con el Estado y el dinamismo de la sociedad catalana, con toda su complejidad, riqueza y contradicciones, sentaron las bases para el futuro catalanismo político. En 1880 se celebra el primer Congreso catalán y dos años más tarde se constituye el Centro catalán, que tiene entre sus primeras acciones la presentación de un memorial de quejas al rey Alfonso XII.

Transformaciones urbanas
Los cambios sociales y el crecimiento demográfico obligan al espacio urbano a adaptarse a las nuevas demandas. La demolición de los muros que rodean las ciudades y la construcción de nuevas extensiones y vecindarios planificados con racionalidad en el desarrollo urbano son un primer paso. En el caso de Barcelona, ​​las paredes fueron demolidas en 1854 y se implementó el Pla Cerdà, que construyó el Eixample.

Las ciudades cuentan con diversas instalaciones. El alcantarillado y el suministro de agua a los hogares se están convirtiendo en un hito importante en la mejora de las condiciones de vida. La gasificación contribuye al alumbrado público y el transporte se moderniza con los tranvías de tracción animal.

Modernismo
El modernismo es la corriente artística y cultural dominante en el mundo occidental a principios de siglo. En Cataluña, se nutre de un momento histórico que le da un carácter muy particular. Las ciudades están creciendo, acogiendo una nueva arquitectura, y la necesidad de modernizar la sociedad y la cultura es una prioridad para los intelectuales modernistas del país, en el contexto de sucesivas crisis políticas.

Figuras tan destacadas como Antoni Gaudí, Joan Maragall, Ramón Cases o Santiago Rusiñol, expresan su espíritu transformador desde diferentes sensibilidades y sitúan a la cultura catalana a la vanguardia. La arquitectura, la música, el teatro, la literatura y también el ensayo político están imbuidos del espíritu del modernismo y tienen un gran impacto en la sociedad de la época.

Los años electricos
A principios del siglo XX, Cataluña es un país lleno de esferas políticas, económicas, sociales y culturales. La crisis del régimen, favorece el auge del republicanismo y del catalanismo político, que en las elecciones de 1907 obtuvo una gran victoria. En este contexto, se constituye la Comunidad de Cataluña (1914), el primer órgano autónomo desde 1714.

La industria catalana se encuentra en una etapa de diversificación y el movimiento obrero anarcosindicalista consolida y logra el establecimiento del día de ocho horas después de una huelga general (1919). El conflicto social y la revitalización de la propia cultura, con el novecentismo y la vanguardia, son dos elementos que marcan este período, junto con la dictadura militar de Primo de Rivera (1923-1930).

Con la proclamación de la Segunda República española (1931), se aprueba un estatuto de autonomía política para Cataluña. El golpe militar de 1936, sin embargo, comienza tres años de sangrienta guerra civil que termina con el establecimiento de la dictadura del general Franco. Se abolió el autogobierno, y los movimientos izquierdistas y catalanistas están sufriendo una severa represión.

Diversificación industrial y el mundo rural.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, hubo un nuevo impulso en los sistemas de producción, conocida como la segunda revolución industrial. Se caracterizan por el uso de nuevas fuentes de energía, como la electricidad y el petróleo, la diversificación industrial, con el surgimiento y desarrollo de nuevos sectores, y la generalización de nuevos sistemas de comunicación y transporte.

Las ciudades están creciendo lentamente, y la creciente demanda urbana, junto con la internacionalización del mercado agrícola, es uno de los factores determinantes en la transformación del mundo rural. Sin embargo, en muchos condados catalanes, los cambios son de alcance limitado y las novedades coexisten con una estructura de producción tradicional.

Catalanismo político
La profunda crisis del régimen de Restauración, causada por la pérdida de las últimas colonias en el extranjero en 1898, da un nuevo impulso al catalanismo político. En 1901, con motivo de las elecciones a Corts, se creó la Liga Regionalista, un partido conservador, cercano a la burguesía catalana, que nació con el objetivo de establecer una nueva gobernabilidad tanto en Cataluña como en España.

En 1906, en respuesta a una serie de agresiones gubernamentales, se creó Solidaritat Catalana, una coalición que reúne a diferentes fuerzas catalanistas, incluida la Liga. La coalición tiene éxito en las elecciones, aunque pronto se disuelve debido a diferencias ideológicas. Desde las elecciones de 1909, el catalanismo se divide en dos grandes ramas: la derecha regionalista y pactista y la izquierda nacionalista y republicana.

La comunidad
El 6 de abril de 1914, se constituye la Mancomunitat de Catalunya, la primera institución de autogobierno en el país desde 1714, gracias al impulso y la fuerza de los sectores nacionalistas catalanes. La Mancomunitat alimenta a los cuatro consejos provinciales catalanes y, aunque es una institución de carácter estrictamente administrativo, tiene una gran importancia política.

Presidida por Enric Prat de la Riba (1914-1917) y Josep Puig i Cadafalch (1917-1923), ambos miembros de la Liga Regionalista, la institución se convierte en un instrumento básico al servicio de la modernización del país. La Mancomunitat construye infraestructuras de movilidad, salud y educación, y contribuye a la revitalización de la lengua y cultura catalanas.

Conflicto laboral y social
El movimiento obrero, inspirado en el pensamiento marxista y anarquista, adquiere importancia política a principios de siglo, a pesar del fracaso de la huelga general de 1902 y la represión que sigue a la Semana Trágica. En 1910, se formó la Confederación Nacional del Trabajo Anarcosindicalista (CNT), que se convirtió en el sindicato hegemónico del trabajo de los trabajadores catalanes hasta la Guerra Civil.

Después de la huelga canadiense (1919), que restableció la jornada laboral de ocho horas, la escalada de ataques entre anarquistas y pistoleros del empleador hace de las calles de las ciudades catalanas un verdadero campo de batalla. La dictadura militar de Primo de Rivera, que ocurrió en 1923, comienza una severa represión contra las organizaciones de trabajadores.

La Generalitat republicana
El 14 de abril de 1931, Francesc Macià proclama la República después del colapso de los partidos monárquicos en las elecciones municipales, y está de acuerdo con el resto de las fuerzas democráticas de España para aprobar un estatuto de autonomía política para Cataluña. Así, en el marco de la Segunda República española, se restaura la antigua Generalitat, aunque con poderes completamente renovados.

La República abre un período de democracia y libertad marcado por la polarización social y un contexto internacional presidido por el auge del fascismo y la crisis económica. Los conflictos finalmente conducen al levantamiento militar (1936) y la guerra civil. La Generalitat está involucrada hasta el final, en su defensa del derecho republicano y en la lucha contra el fascismo.

La guerra civil
El golpe militar del 17 de julio de 1936 da paso a tres años de sangrienta guerra civil. Cataluña sigue siendo leal a la República, y al mismo tiempo se somete a un proceso revolucionario impulsado por milicias anarquistas. La Generalitat organiza la resistencia y el esfuerzo de guerra, y sufre los enfrentamientos internos de las diferentes fuerzas políticas y sindicales movilizadas.

La población civil se ve afectada por las dificultades del conflicto: el aumento de los precios, el hambre y los bombardeos. La derrota en la Batalla del Ebro marca el destino del lado republicano y resulta en la caída de Cataluña. El fin de la guerra y el comienzo de la dictadura militar del general Franco, llevaron a la supresión de la autonomía catalana, el exilio y una fuerte represión de los movimientos catalán e izquierdista.

Deshacer y reanudar
Después de la guerra civil, el régimen franquista (1939-1975) provocó el exilio de miles de ciudadanos y comenzó una severa represión de los movimientos izquierdistas y catalanes. Prueba de ello es el asesinato del presidente Lluís Companys en 1940. La política de la autarquía y las consecuencias de la guerra llevan al país al colapso económico y la miseria.

Al principio, la dictadura se asimila a los regímenes fascistas de Italia o Alemania, pero en el contexto de la Guerra Fría comienza un acercamiento discreto a la comunidad internacional y un proceso de apertura económica. La entrada de capital extranjero, la diversificación de la industria y el turismo, condujo al inicio de la economía catalana y la llegada de miles de trabajadores de otras regiones de España.

La oposición al régimen, que comenzó en 1939, se reorganizó y ganó una importante presencia popular a principios de los años setenta. Después de la muerte del dictador, una nueva constitución democrática (1978) y un nuevo Estatuto de Autonomía (1979) marcan. El comienzo de la recuperación de la democracia y la libertad.

El largo período de posguerra
La derrota republicana tiene consecuencias devastadoras para Cataluña. Una gran parte de la clase política, la intelectualidad, los líderes sindicales y de trabajadores, así como una gran cantidad de ciudadanos, se ven obligados a exiliarse. En el interior, el ejército franquista está utilizando una represión muy severa, incluida la ejecución del presidente de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys, en 1940.

Los símbolos de la catalanidad son perseguidos, mientras imponen un nuevo régimen político, inspirado en el fascismo pero con profundas raíces católicas. Francisco Franco concentra todos los poderes de un estado totalitario, basado en la existencia de una ideología oficial y un solo partido. La miseria económica sofoca al país, bien entrada la década de 1960.

El crecimiento económico de los años sesenta.
Desde la década de 1960, la economía y la sociedad catalanas han sufrido una profunda transformación. Con la promulgación del Plan de Estabilización en julio de 1959, el régimen abandona el modelo autárquico vigente desde 1939. La liberalización del comercio y el restablecimiento del mercado de divisas se producen en un momento en que la economía europea se está expandiendo.

La industria catalana se convierte en proveedor de bienes de consumo para el mercado español y está experimentando un tremendo crecimiento. Esto provoca la llegada masiva de trabajadores de otras regiones de España. La expansión se lleva a cabo sin planificación urbana o control democrático del modelo económico. Estas deficiencias se prolongan y se vuelven notorias en las próximas décadas.

La ola de inmigración
El desarrollo económico y la crisis agraria generan corrientes migratorias en toda España. Los migrantes de diferentes destinos abandonan las zonas más deprimidas. Miles de andaluces, castellanos, extremeños, murcianos y gallegos llegan a Cataluña con la necesidad de encontrar trabajo y la dificultad de adaptarse a un nuevo entorno.

La llegada de estos inmigrantes tiene un gran impacto en la sociedad catalana, especialmente en las áreas metropolitanas. Algunas poblaciones, duplicando su número en unos pocos años. Pronto, los «otros catalanes», como los describe el escritor Francesc Candel, se identifican con el país y hacen una contribución decisiva a la construcción de un futuro compartido.

Antifranquismo
A partir de la década de 1960, los movimientos de oposición al régimen han surgido del aislamiento al que han sido sometidos y que reúne a sectores cada vez más grandes de la sociedad. La incorporación de nuevas generaciones que no han experimentado la guerra y los cambios que el mundo y la sociedad catalana están experimentando, generan un movimiento plural que exige el retorno de la libertad, la democracia y la autonomía.

A pesar de la apertura del régimen y su enfoque tímido hacia la comunidad internacional, la falta de libertades civiles es más que evidente en la España de Franco. La creación de la Asamblea de Cataluña (1971), en la que se unen grupos antifranquistas muy diversos, desde los comunistas hasta los nacionalistas conservadores, es de suma importancia para el futuro político del país.

La recuperación de la autonomía.
Las primeras elecciones democráticas después de la muerte del dictador, en junio de 1977, otorgan la mayoría en Cataluña a las fuerzas que abogan por el restablecimiento de la Generalitat y la autonomía. El 11 de septiembre de ese año, un millón de catalanes se manifiestan en la misma línea. Ambos factores obligan al restablecimiento de la Generalitat provisional y al regreso del exilio de su presidente, Josep Tarradellas.

El Estatuto de Autonomía de Cataluña vigente desde 1979 es el resultado de arduas negociaciones entre las fuerzas políticas en Cataluña y el gobierno español. En 1979, Corts aprobó el texto, que cuenta con el respaldo del pueblo catalán. La Constitución española de 1978, también aprobada por referéndum, y el despliegue del estado de las autonomías, inauguran un nuevo período de democracia y estabilidad institucional.

Retrato de la Cataluña contemporánea.
Cataluña ha vivido, desde 1980, el período más largo de autogobierno en su historia contemporánea. La democratización de la vida pública, la integración europea, la extensión de los servicios asociados con el estado del bienestar y el aumento de la población, con la llegada de inmigrantes de todo el mundo, son algunas de las características de esta etapa.

Con la proyección del audiovisual ‘Catalunya.cat’, el área actual resume la trayectoria histórica del país desde la muerte de Franco hasta el presente. Al mismo tiempo, el Museo invita al visitante a participar en un cuestionario interactivo sobre algunos aspectos clave que han marcado la evolución de la sociedad catalana en las últimas décadas.

Más viejo, más diverso
Entre 1980 y 2006, la población de Cataluña aumentó de seis a siete millones. El estancamiento demográfico de la década de 1980 dio lugar a un crecimiento significativo en las siguientes décadas, como resultado de una nueva ola migratoria y un aumento en la esperanza de vida. El envejecimiento es uno de los grandes desafíos para el futuro.

Cataluña se convierte en una región de gran diversidad cultural, con ciudadanos de todo el mundo. Los valores y estilos de vida han cambiado significativamente en las últimas décadas, dando paso a una sociedad más abierta y tolerante, incorporando nuevos modelos familiares y respetando la diversidad y vitalidad de la sociedad civil, una de sus grandes riquezas.

Catalán, cosa de todos?
Después de la persecución sufrida durante el régimen franquista, con la restauración del autogobierno, comienza un proceso de revitalización de la lengua materna. Gracias a la complicidad de la sociedad civil, se están promoviendo iniciativas gubernamentales en favor de la lengua catalana y también del aranés, como la Ley de Normalización del Idioma (1983) o la Ley de Política del Idioma (1998).

La llegada de varias olas migratorias en las últimas décadas plantea nuevos desafíos para el idioma. Según estudios estadísticos, los recién llegados aprenden catalán en un porcentaje bastante alto, y cada vez más lo consideran un idioma nativo. En este sentido, el modelo lingüístico de inmersión en la escuela pública es un éxito y contribuye, de manera decisiva, a la cohesión social.

Competitividad
La economía catalana ha experimentado un profundo cambio en su estructura desde la década de 1970. Dos crisis importantes, entre 1975 y 1984 y 1992-1995, resultan en la pérdida de miles de empleos. El modelo económico se transforma con el aumento del sector de servicios en detrimento de la agricultura y la industria. El turismo se está convirtiendo en un sector fundamental.

La entrada de España en el proceso de integración europea en 1986 representa un paso significativo hacia la internacionalización de la economía catalana y también un desafío para su competitividad. Desde la década de 1990, Cataluña ha concentrado una cuarta parte de toda la inversión extranjera en España, convirtiéndola en una de las regiones más activas y dinámicas del sur de Europa.

La nueva pobreza
A pesar de los avances sociales y la modernización general de la sociedad, persisten grupos de población que viven por debajo del umbral de la pobreza. Los jóvenes con dificultades sociales, desempleados de larga duración y especialmente personas mayores, como consecuencia de su mayor esperanza de vida y la migración de las pensiones, son los principales grupos de riesgo.

También son dignos de mención los inmigrantes recién llegados, que acaban de llegar al país. El aumento del costo de vida, el empleo precario, las dificultades para acceder a la vivienda y las limitaciones de las políticas sociales se convierten, antes de que estalle la burbuja inmobiliaria, en la crisis económica del estado de bienestar.

Con mas autonomia
La autonomía política, regulada por el Estatuto de Autonomía de Cataluña, permite profundizar en la vida democrática del país, la participación pública de los ciudadanos y la construcción de un autogobierno que aspire a tener todas las instituciones propias de una sociedad democrática, sociedad autónoma y socialmente avanzada.

A lo largo de este período, se promueve la institucionalización de la Generalitat y su despliegue, así como el de las demás administraciones públicas en el territorio, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos en todas las áreas: estado de bienestar, reequilibrio territorial y social, Proyección cultural, económica y política de Cataluña en el mundo.

Más instalaciones públicas
La mejora de la infraestructura y la red de instalaciones públicas ha sido una constante desde la recuperación del autogobierno. Contribuyen todas las administraciones con poderes en el territorio, especialmente la Generalitat y los ayuntamientos.

Desde mediados de la década de 1980, Cataluña ha gestionado directamente las políticas de salud, educación, universidades, cultura, medios de comunicación, justicia y seguridad ciudadana.

La trayectoria institucional
En 1980, el primer gobierno autónomo se forma a partir de elecciones democráticas, presididas por Jordi Pujol, de las federaciones de Convergencia y Unión. A lo largo de cinco legislaturas, Pujol preside la Generalitat, en un período caracterizado por el despliegue de la autonomía y la institucionalización de los organismos autónomos.

En las elecciones autonómicas de 2004, Pasqual Maragall, del Partido de los Socialistas de Cataluña, fue elegido presidente al frente de un gobierno tripartito de izquierda y catalán que hizo realidad el cambio político en Cataluña. Dos años después, el socialista José Montilla también le sucede.

Vida parlamentaria y resultados
La vida parlamentaria catalana desde la restauración del autogobierno gira en torno a un sistema de partidos pent bastante estable en torno a los partidos políticos Convergencia y Unión (CIU), Partido Socialista de Cataluña (PSC), Partido Popular (PP), Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) e Iniciativa para la Cataluña Verde-Izquierda Unida y Alternativa (ICV-USA).

La presencia de un módulo interactivo en esta área le permite consultar todo tipo de datos relacionados con el funcionamiento del Parlamento de Cataluña desde 1980 hasta la actualidad.

Museo de historia de Cataluña
El Museo de Historia de Cataluña (MHC) es un museo ubicado en el Palau de Mar de Barcelona, ​​creado con la misión de contar a sus visitantes la historia de Cataluña, mediante una colección de objetos y documentos que se relacionan, en recreaciones y escenarios históricos, y en equipos audiovisuales e informáticos, que se acercan juguetonamente a la historia de esta nación, con el objetivo de estimular e informar el interés por la evolución de la cultura catalana. Fue creado en 1996 por el Gobierno de la Generalitat. También se encarga de gestionar los monumentos propiedad de la Generalitat de Cataluña, con el objetivo de mejorar sus condiciones de mantenimiento, visita y difusión cultural. El museo depende del Ministerio de Cultura de la Generalitat de Catalunya, que lo gestiona a través de su Agencia Catalana del Patrimonio Cultural.

El Museo de Historia de Cataluña es un espacio abierto a todos para que las personas puedan reunirse, debatir y reflexionar. También es una herramienta que ayuda a proporcionar información, educación y entretenimiento, al mismo tiempo que crea conciencia. La exposición permanente ofrece una historia interactiva de la historia de Cataluña desde los primeros tiempos hasta la actualidad, complementada con actividades educativas y de ocio, talleres y exposiciones temporales.

El Museo de Historia de Cataluña se estableció como líder en la preservación, investigación y divulgación de la historia y el patrimonio cultural del país. El decreto fundador de 1996 establece que la misión de la institución es precisamente «preservar, explicar y popularizar la historia de Cataluña como patrimonio colectivo y fortalecer la identificación de los ciudadanos con la historia de la nación».